jueves, 18 de noviembre de 2010

El segundo capítulo de Lost

Estaba muerta. Me levanté y estaba muerta.
Morí mientras lloraba. Morí mientras me ahogaba en mí, en una idea redundante. Y me morí pensando que era mi culpa, como siempre, y que posiblemente no fuese a revivir nunca más.
Y así me levanté, completamente muerta. Casi como que me pisó un tren, o como que me corté las venas ante los ojos de un dios omnipotente que no hizo nada para evitarlo... así, muerta como si un cáncer me hubiese tomado los pulmones y, al despertar, todas mis células estuviesen infectadas, carcomidas. Así, sin respirar, muertas.

Si mínimamente te importara un poco, quizás no estaría tan muerta. Tengo millones de dudas, hasta enamorarse parece más simple que esto, y me resulta tanto más difícil darle un giro a esta historia para entender algo. Aunque sea algo. Aunque sea esa mínima parte que te llevó a decidir o a equivocarte.

Y yo que te daba por muerta a vos. Quedate con las cicatrices. Yo morí, y no vuelvo. Porque morí, y de ahí no se vuelve. De ahí no volves. De ahí, volvemos juntas.


OJALA NO SEA TARDE PARA VOLVER A NACER.

1 comentario:

Sol dijo...

Qué lindo. Me re llegó!