domingo, 28 de marzo de 2010

Sos un mal viaje hacia el placer de amar perder...

Ceder a tu locura, a tu cadencia maníaca al hablar y a tus argumentos sin sentido. Ceder, ceder a tus delirios, tus planteos, tu histeria, tu ignorancia.
Ceder porque es más fácil, porque es dulce, acogedor, placentero. Es excitante, un deleite intelectual que sobrepasa la razón, la lógica, lo congruente y lo tangible. Ceder a vos, tus manos, tu piel.
Ceder a tu constancia, tu rutina, tu enfermedad sedentaria de no viajar jamás (¿o jamás dejar de hacerlo?). Ceder a un mundo gris, a un discurso interminable sobre el bien y el mal (que solo termina cuando el ingenuo bien se somete a un déspota mal por un poco de pan).

Ceder porque no quiero enfrentarme a nadie, ni a nada… ni tu locura, ni tus planteos, ni tus placeres terrenales y espirituales, ni el éxtasis de tus manos, tu piel y tu voz, ni tus alucinaciones, ni tu sedentarismo, ni nada, nada, nada.
Ni vos, ni yo, ni la música, los grillos, las jaulas, el vuelo, la luna, las hojas, mi lápiz, mis sueños, tu pelo, nuestras sombras… nada tiene el poder de motivarme lo suficiente como para no ceder a tu atracción, ese magnetismo extraño por el cual me vuelvo un espectro sumiso, obediente, capaz de caminar directo hacia un barranco y saltar, sin perder jamás mi sonrisa demente.

Ceder, ceder, ceder en un acto suicida para subsistir en una tierra de ensueño donde siempre (SIEMPRE!) vamos a brillar.

viernes, 26 de marzo de 2010

Todos los días tienen que ser como esta noche...

“Apostemos a la familia, y a los amigos!”
Así fue desde un principio con Las Pastillas Del Abuelo. Desde que conocí ese mundo hasta esta noche, así se vive cada encuentro con ellos. Es difícil describir las sensaciones… Cada recital es diferente al anterior y al que está por venir.

Cada uno repite una misma secuencia de acciones:
1. Enterarse qué día tocan, dónde y a qué precio.
2. Averiguar cuántas almas amigas asistirán.
3. Tomarse el bondi a Flores y sacar las entradas (dos, tres, cuatro, varias!)
4. Esperar ansiosa a que llegue el día, pintando cuadernos, papeles perdidos… incluso la mano.
5. Llegado el día, la previa cargada de ansiedad. Juntarse en algún lado, tomar unas birras y delirar canciones hasta el momento de ingresar.
6. Una vez adentro, palpitar el show, ver como el público fervoroso se agita a la par de diversos cánticos dedicados a la banda.

Y comienza el show, se despliega la magia, se desata la euforia. Canta una guitarra, dos… las acompaña un bajo, una batería, un teclado, un saxo… y una voz que nos deleita triunfalmente desde el escenario. Nosotros respondemos con pasión, saltando, bailando, gritando a la par de aquellas letras que nos llegan hasta el corazón.

Ahora, me encuentro envuelta en el mismo sentimiento, recordando aquella frase que él solía repetir en el micrófono aquel 11 de abril de 2008: “Todos los días tienen que ser como esta noche!”. Y esta noche, 26 de marzo de 2010, estoy ansiosa por perderme entre esas 8000 almas como aquella vez y ser parte de aquella gran familia, a la que pertenezco hace ya cuatro años. Cuatro años de crecer, de subir y bajar, de encontrar un camino, de sumergirse en un mundo diferente al que vivía antes de conocerlos a ellos. Cuatro años después, sigo fiel a ellos, a este sentimiento, a mi cable a tierra.

Me sorprende ver cuánto cambié y cuántas topper rompí! Me alegra ver que en los momentos significativos de mi vida no me acompaña My immortal, sino algún candombe o alguna chacarera. Y me regocijo al ver las paredes de mi habitación, empapeladas con frases como: La fuerza y la firmeza frente a un lío serán, junto al valor, mis tres amantes; Tener de hermanos a mis amigos, tener de amigos a mis hermanos; Con la locura como estandarte; entre otras.


Bien.. Me espera un día cargado de nervios, excitación y ansiedad. A las 21 horas tengo una cita con el motor de mi irrefrenable adicción por el rocanrol y no existe causa alguna que pueda hacerme faltar.
Nos vemos,
Siento que el viento me sopla al oído la frase ideal…

miércoles, 24 de marzo de 2010

Welcome to paradise

Tengo 19 años y soy escritora. Bah, eso creo. Mi vida podría dividirse en: escribir, estudiar y salir con amigos. Dado que mis estudios están en una especie de stand by, y mis amigos empiezan la facultad en estas semanas (lo que disminuye el tiempo que podría compartir con ellos), me queda escribir.

¿Por qué escribo? ¿Por qué no dibujar, hacer un deporte, tocar la guitarra, bailar o cocinar? No lo se. Se dio así. Desde que tuve un diario a los 10 años, escribir es lo que más me gusta. Mis trabajos de Lengua y Literatura siempre tuvieron éxito. Con el tiempo escribir se transformó en una terapia realmente eficaz, algo así como un cable a tierra al que puedo recurrir cuando me plazca. Es el día de hoy que escribir es un hobbie, es darle rienda suelta a mi imaginación, a mis ideas, mis delirios… A un yo perdido entre pensamientos, coherentes e incoherentes (en su mayoría).

En fin, escribir es mi placer y los invito a que lo hagan suyo, tanto leyendo como escribiendo también.

Mi mundo es igual a cualquier otro y se que hay miles y millones de personas que eligen este medio por el mismo motivo que yo y que encuentran en la escritura la calma que la rutina no les aporta. Y no hablo de la calma de ir y venir y parar cinco minutos para tomar aire, fumarse un cigarrillo o comerse un sándwich de milanesa (ahí estoy yo, de vez en cuando)… hablo de la calma emocional e intelectual, un desprendimiento de la rigidez social, esa pared de hielo que nos frena de expresar lo que sentimos. Abrirse, soltarse, compartir algo más que un mate, un rock, tres cervezas y un cuarto de helado.

Así empiezo. Mi objetivo es encontrar algo en mi vida capaz de permanecer constante (no rutinario), algo que subsista a pesar del paso del tiempo, algo que no abandone, algo que pueda hacer sin interrupciones… Algo que no haga por alguien más, sino por mí. Quiero dedicarme a algo y que, funcione o no, me devuelva algo más que un reflejo angustiado de mí, que me devuelva Luz.

Me deseo suerte en esta nueva aventura, y me regalo un cálido abrazo.