viernes, 9 de marzo de 2012

la clave

Me miré mientras sostenía la llave en mi mano. Miré la puerta y su cerradura. Miré el hueco en el que la llave de mi mano encajaba perfectamente.
Pensé en el mundo detrás mío. Dentro de mis ojos, miré mis pensamientos enmarañados y los miles de recuerdos que se arremolinaban en torno a ellos. Pensé en el mundo y medí mis actos.
Pensé en el mundo detrás de la puerta. El que me esperaba. Pensé, quizás, espiar por la rendija de la cerradura y adelantarme a los hechos, evitar así la sorpresa (el miedo). Pensé en el mundo y medí mis actos.
La elección. Una decisión. Tengo, siempre, tal vez,  la oportunidad de conocer lo que hay detrás de la puerta sin abrirla, abarcar una mínima fracción del "qué pasa sí..?". Y tengo, también, la tranquilidad de que esa puerta no se abre así como así, sin que alguien gire la llave dentro de la cerradura hasta que haga clic.

Donde no tengo los pies, elijo no pisar. 

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