lunes, 28 de febrero de 2011

Tu mano es mi motor

Tan rápido que iba todo, los segundos que frené para tomar aire me parecieron eternos. Miré a mi derecha y vi el mundo dentro de una ráfaga de viento, quedando yo kilometros detrás, mirando el horizonte cual persona abandonada en medio del desierto.
Y así me sentí. Sola y al borde del desmayo, al menos por un momento, abrumada por tanto silencio y por un escenario infinito.... hasta que me agarraste la mano de imprevisto.
Quizás no siempre estamos solos, simplemente debemos aprender a buscarnos y arrancar otra vez. Tomar lo necesario de lo que nos rodea, tomar impulso y tomar una buena dosis de optimismo que nos dé el envión que falta para patear un poquito más sobre la arena hasta llegar donde queremos. Improvisar una salida, montarnos en una nueva ola de esperanza y seguir, nunca quedarnos quietos.
Yo se que no me puedo apagar... una parte de mí siempre tiene que brillar, siempre. Y seguir, no frenar más, seguir hasta llegar...
Yo se que vos me vas a acompañar, como siempre, desde siempre, y no vas a soltarme la mano nunca más (nunca, nunca más!).

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