viernes, 24 de diciembre de 2010

De los no durmientes

Donde estoy dormida no es mi cama...
Tuvo alas mi locura, tuvo alas el delirio.
Cielos sucios, manchas en la piel.
No se que hay detrás de esta puerta,
que si las ventanas se abrieran,
que volara más que hielo en esta grieta.
No se, tanto que no se, ni que habrá,
pero si no fuese sólo una sombra,
sólo un fragmento de algo indeseable...
Un torbellino donde todo se mezcla,
que la luz no es luz más que en un bolsillo,
que las nubes son el mar en esta esfera,
que mis manos son mis pies que son mis ojos,
que son mi boca, que es mis latidos, que son,
entre tanta niebla, el camino hacia mí,
que son mi lengua inquieta disuelta
en un torbellino de sangre, piel y mi cama...
Que no es mi cama donde duermo,
sino el planeta que inventé anoche,
para tantos secretos sabiamente sumergidos;
para tu desesperación, demente calma;
al cansancio del asfalto y del humo,
a las paredes que te envuelven en flagelo,
habrá un abismo para descansar.


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