Creí que estabas pintarrajeando sobre el lienzo algo así como tu mejor expresión sobre todas esas cosas que decías que juntos podíamos hacer si algún día se nos daba por crecer y darle la espalda a las personas que nos hicieron mal todos esos años de rebelde adolescencia en los que nos pidieron y nos exigieron que nos quedemos guardaditos en nuestra casa para que el día de mañana seamos fuertes (tough enough!), exactamente el mismo día que saldríamos de nuestro cascarón para, como el Quijote, enfrentarnos a todos los molinos habidos y por haber en ese lugar que suelen llamar Mundo de los adultos, donde la gente es mala mala (pero muy mala), mientras que nosotros seguramente seremos como pequeñas hormiguitas bajo sus pies y claramente no les va a importar pisarnos o no, porque así es como funciona ese mítico lugar, o te pisan o pisas, para eso te guardan, para eso estás encerrado tanto tiempo haciéndote cada vez más fuerte, más firme en tus convicciones, más de todo eso que te dicen que tenés que ser, para esas personas te hacían mal, y por esas supuestas convicciones y toda esa energía acumulada en un sentimiento de urgente rebeldía es que imaginaste y planeaste y supusiste y prometiste que algún día ibas a romper tu chanchito de cerámica, ibas a usar todos tus ahorros y toda tu fuerza de voluntad y todo tu cansancio para irte, para salir, para finalmente chocarte con ese mundo por vos mismo, porque vos, con tus años de experiencia, decías que ya pertenecías a ese lugar.
Ahora miro aquel mamarracho que hiciste. Creía en vos y creía, sin duda alguna, que al menos en una nube que representara algún sueño, iba a aparecer mi nombre, o mi voz, o una sombra de los días que sí pasamos dentro del cascarón. Claro, tenían razón los que nos guardaban, acá afuera la gente puede ser mala mala, y algunos podemos ser bastante fuertes.
1 comentario:
Una idiota perdio su tiempo (aunqe no vale nada). Me causo mucho eso de los idiotas jaja
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