El pero, siempre el pero. El, no se, la mentira de "es que..." y que después no pasa nada, seguimo' en la misma, vieja
Te das cuenta que no se lo estás diciendo al de enfrente, sino que se lo decís al reflejo de vos en la gente. Al primero que querés convencer, es a vos. Porque si no te creés, no te cree nadie, y si nadie te cree, todo se desmorona.
Se desmorona, como un castillo de naipes españoles que construís en la playa el día más ventoso del verano.
Cuando todo se desmorona, te caés. Desde allá abajo no se puede ver bien lo que te rodea.
Levantarse y no volverse a caer. Esa es tu cuestión.
(a la mierda con los peros, y a la mierda lo polite)
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