jueves, 19 de agosto de 2010

Y con ella los pies, la ciudad y el entusiasmo...

Lo viejo le aburre porque es viejo; lo nuevo, le aburre porque sí. De lo viejo se cansó, y lo nuevo no es ni la mitad de emocionante y, además, lo nuevo es nuevo sólo por un rato. Por eso le aburre.
Escucha bandas pasadas de moda, y bandas que no tienen ni un gramo de fama, pero las escucha igual... Algunas casi desde toda la vida (casi!); otras, desde hace un segundo o menos. Y le aburren, la música misma lo agotó, prácticamente le duelen los oídos de tanto retumbe.
Y su ropa, que jamás fue fashion, lo embola. Pero mal!! Le gusta, eso no cambia, pero lo embola. Quisiera que sus jeans se agujerearan un poco y recuperaran algo de vida; que sus remeras se gastaran y pareciera que sufrieron más de mil recitales... Y sus topper.. que se rompan de una vez (por algo no desechó las viejas).
Ni hablar de su cuarto. Ese pequeño templo pintado de verde manzana con pedazos de pintura que se caen. Ojalá se cayera del todo, y con ella los mil posters que tiene pegados. Ya no pasa tiempo en ese luegar, porque se aburrió. Porque lo mejor que tenía era la música, y de la música se cansó... Porque ahí guarda su ropa, y de su ropa se cansó.
Qué decir de la gente entonces! Siempre las mismas caras, siempre la misma histeria y drama. Se repiten una y otra vez las quejas, los chistes, las respuestas, el saludo, el café y la cafetería... y se aburre. ¿Tanto les cuesta variarse a sí mismos? El peinado, la ropa, la mirada... cambiarse la sonrisa, ponerse un día algo de brillo en la comisura izquierda.

Entonces sale a patear la ciudad tratando de que su percepción del aquí y ahora paralela a la del pasado se reconfigure para dejarle un nuevo panorama de la realidad pre y post. Y claro, siempre encuentra lo mismo: los pibes que fuman faso en la esquina, los borrachos del bar, el bondi que pasó en rojo, los pendejos corriendo del colegio al kiosco. Las nenas revoleando las polleras y los nenes bien langas relojeandolas. Y él, que ni quiere revolear, ni quiere relojear... Porque se aburrió de la historia misma que escribe con cada baldosa floja que le salpica los pies (y lo ensucia).

Extraña la primavera. Extraña el brillante Sol. La extraña a ella (con ella todo le interesaba, lo motivaba, lo movía, lo entusiasmaba, lo entretenía).
Y después va, se tira en la cama, y piensa que el día lo abrumó. Demasiadas cosas e imágenes y situaciones que no lo dejan dormir. Hasta que cierra los ojos y su mente viaja... Ya no se aburre... pero la extraña igual.




3 comentarios:

Nauj dijo...

Se aburre fácil parece u.u

elcactushorrible dijo...

Mucho muy...
Tiene solución?

Seeker dijo...

Hace malabares con sierras eléctricas

No es una metáfora

sldos
Seeker