Terroríficos payasos hemos de ser hoy. Coloridos, con nuestras naricitas bien rojas, cada morisqueta en su lugar. Terroríficos, escapando del circo.
¿De quién habrá sido la idea de que nos disfracemos todos los días?
¿Quién dice que el marillo con el verde quedan bien, y con el rojo y el violeta y el azul?
Voy luciendo zapatos grandes, remeras cortas y pantalones bien anchos; llevo la cara llena de maquillaje, para no verme yo frente al espejo, para que no me vean ellos detrás del reflejo. Y llevo una nariz roja como mis cachetes, y me pregunto si eso esconde algo, si sirve para algo. ¿A alguien le sirve el disfraz?
Seguro que sí, sino seríamos millones de payasos los que estamos escapando del circo, tratando de ser nosotros mismos, sin ese disfraz que nos proteja de que vean nuestros defectos y nuestras virtudes, tratando de ser acuarela sobre el espejo.
Yo quiero que mis cachetes estén rosas si tengo vergüenza, si siento nervios o si estoy amando. Yo quiero llorar lavando sólo penas. Yo quiero que mi nariz sea única y especial. Yo quiero que mis ojos brillen por sí mismos, sin sombra. Yo quiero quiero que mi sonría sea mía, imperfecta o no, con un pocito o dos...
Me gusta estar frente al espejo y verme a mí tal cual soy, un payaso de terror, pero que no da miedo. Me gusta verme como me ven los corazones que saben ver igual a como veo yo.
1 comentario:
El camuflaje es el truco más artero de la naturaleza. Es lo que nos hace seguir adelante, en cierto modo. Encontrar a alguien que finalmente pueda ver detrás de los disfraces...
Entrada particularmente copada, hace cuanto que no pasaba por acá ! xD
Saludos,
Nate
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