Un mar, soy.
Profundo, oscuro, inquieto.
Profundo, oscuro, inquieto.
Y los miles de secretos que esconde,
son mis miles de secretos,
que oculto al margen de mis pupilas...
donde nace el oleaje y cerca de la orilla,
donde muere tu bruma, tu espuma, tu sal.
En ese rincón,
son mis miles de secretos,
que oculto al margen de mis pupilas...
donde nace el oleaje y cerca de la orilla,
donde muere tu bruma, tu espuma, tu sal.
En ese rincón,
en ese cuarto oscuro entre mi piel y mi aliento,
es posible que haya dejado algo para vos.
Un resto de esta roca, mi nuevo corazón,
para que termine de erosionarse con tu desprecio,
quebrar este caparazón
y abandonar esta porción de mundo,
impávido ante tanta indiferencia.
es posible que haya dejado algo para vos.
Un resto de esta roca, mi nuevo corazón,
para que termine de erosionarse con tu desprecio,
quebrar este caparazón
y abandonar esta porción de mundo,
impávido ante tanta indiferencia.
Un mar, puedo ser.
Crecer cuando tu alma mengúa,
mermar mi magia al elevarse tu ego.
Y en el descenso, que quede un aroma a fresco
escurriéndose entre las luces,
mezclándose con una sigilosa caída de sol,
sobre el mar, sobre mí.
Detrás, detrás de la penumbra de nuestra razón,
estoy cantándote, y vos estás durmiendo,
lentamente y te ves bien,
lentamente y quiero enredarte en mis brazos,
hacerte parte de mí, inexorablemente.
Un mar, quiero ser.
Sumergirme con vos,
sumergirte en mí.
Somos dueños de este naufragio
y de todo este tiempo, nuestro momento.
Alcanzaré el paraíso,
después de algunas horas,
de algún que otro pernocte.
Te alcanzaré...
en tu momento de mayor esplendor,
rozando la excelencia,
y de esto no habrá resto,
salvo esa fracción de corazón.
Sabré olvidar, y perdonar,
y elevarme más allá de mí,
más allá del mar.
Crecer cuando tu alma mengúa,
mermar mi magia al elevarse tu ego.
Y en el descenso, que quede un aroma a fresco
escurriéndose entre las luces,
mezclándose con una sigilosa caída de sol,
sobre el mar, sobre mí.
Detrás, detrás de la penumbra de nuestra razón,
estoy cantándote, y vos estás durmiendo,
lentamente y te ves bien,
lentamente y quiero enredarte en mis brazos,
hacerte parte de mí, inexorablemente.
Un mar, quiero ser.
Sumergirme con vos,
sumergirte en mí.
Somos dueños de este naufragio
y de todo este tiempo, nuestro momento.
Alcanzaré el paraíso,
después de algunas horas,
de algún que otro pernocte.
Te alcanzaré...
en tu momento de mayor esplendor,
rozando la excelencia,
y de esto no habrá resto,
salvo esa fracción de corazón.
Sabré olvidar, y perdonar,
y elevarme más allá de mí,
más allá del mar.
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