jueves, 28 de octubre de 2010

The tremor becomes the quake.

Hush... It's ok.

Y yo dije: -te amo. punto y aparte. ¿?
En mis manos estaban las palabras que hacían palpable el duelo interno entre el amor y el odio.
En mis manos, pequeñas comparadas con las suyas, arrugué la bronca y la calma instantáneas, simultáneas.
¿Y cómo hacer para percibir el peso de ambas dos? ¿Cuál mueve la balanza unos milímetros más abajo?

Las ganas de explotar, y la necesidad inminente de quebrar en llanto. Inapropiadamente espacio y tiempo y gente y la melodía familiar que no aliviana la carga de su ausencia.
Las ganas...

Se convierte en un hecho increíble el vuelco que da el corazón dentro del pecho...
Leer en un par de pupilas todas esas palabras que quedaban implícitas en aquel primer suceso, y todo porque el duelo no es duelo sino otro despertar, de algo que quizás nunca se extinguió.

Tic tac... mi reloj biológico a la espera de aquel terremoto. ¿Qué tal si no llega nunca? Las ganas, ¿dónde se desganan?

(¿se desgana alguna vez un temblor así?)

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