En vos converge mi contradicción, sos dueño de lo que elijo y lo que decido ignorar.
Por vos mi ceguera destila estupidez y a la vez soy como un dios que todo lo puede ver. De un momento a otro, me enseñás a odiar el mundo que piso y así encontrar una maravilla entre tanto alquitrán, enamorándome profundamente.
Tu delirio me transporta, enloquezco entre perversiones, sueños casuales que terminan mal, y termino sentada en un rincón, tan conciente de la luz que hasta el error más complejo es agua.
Me mostras caminos desiertos, me mostras ciudades que no conocía y, entre todo, una deforestación de ideales que parecen no querer brotar (el sol se apaga y el verde no es más que otro canal). Y de repente, quedo tirada en mi cama, juzgándome, si actué bien o mal; quedo tirada en el suelo con el alma rota y un cuchillo entre los dientes, lista para salir a desvestir mi intolerancia.
En vos converge la razón y la carrera que emprendo cuando un impulso ataca en mi interior. Entre la línea de partida y el final, veo fantasmas, veo esferas de cristal que auguran la realización de un plan perfecto, veo que llegar no importa más, sino que importa con quien vas. Ese trayecto se bifurca ciertas veces y mi angel guardián se calza unos cuernitos, empieza a gritar: "¡cuando es negro, mejor la vas a pasar!".
En vos converge mi contradicción, de amar a un ser humano que desconozco y odiar a quien me da el aliento; contradicción de amar algo imperfecto y detestar el curso manso de la vida. Esa cosa extraña de quemarme en agua fría y de congelarme la sangre ni bien entro al mismísimo infierno.
En vos converge mi contradicción de ser quien soy, de que el reflejo unas veces me sonría y otras se largue a llorar; de que la risa estalle de repente y sin razón, mientras por dentro se abren grietas de dolor.
Contradicción... me sofoca, me alucina, me saca de verdad a mentira, me confunde, me envena. Me hace ser los pro y los contra de vivir y morir usándote, exprimiéndote al máximo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario