La estupidez de pensar que todo va a ser fácil alguna vez.
Ingenuidad. Así se define mejor.
Porque, a ver, te vas a romper el culo para solucionar todas las cagadas que te mandas, pero la realidad es que a nadie le importa una mierda. Está cada cual en su burbujita, haciéndose los que les importa algo (vos) y mintiendo sobre el asunto; si esperabas que alguna vez que pongan sus ojos en otra cosa que no sea su propia mierda, te equivocaste feo.
Eso no es lo peor de todo. Que se yo, tu ingenuidad o tu buena voluntad pueden llegar a ser objeto de ternura, de alguna forma. El problema, lo feo de toda esta cuestión, es la cantidad de veces que te dijeron que las cosas son así y así van a quedar. Vos asentías, como si estuvieran arrojándote un mar de sabiduría y mientras te ibas caminando pensabas: "Es hora de cambiar". Las pelotas, no cambiaste una mierda; así es como la ingenuidad se volvió estupidez.
Y ahora estás ahí, con el culo en la silla, esperando que aquel idiota diga: "Ah, me equivoqué". Oíme, NO VA A VENIR A PEDIR PERDÓN. La gente no pide perdón. La gente se equivoca, les da lo mismo si te hicieron mal o si te olvidaron o si te trataron como el orto, sus vidas siguen.
A mi me parece que es hora de que TE digas basta. Todo el sudor que tenías probablemente ya lo dejaste en el piso de alguien (muchos) y no obtuviste nada a cambio, excepto lo mismo de siempre.
Cuando te dicen que el problema sos vos, quizás el problema sos vos.
Pero la verdad, la que yo más firmemente creo, es que el problema somos todos. Ni fu ni fa.
Hora de ponerse el disfraz de payaso y seguir intentando, yo no lo creo ingenuidad, sino honesta buena voluntad, y el que no quiera sonreír, que no sonría.
i n c o n s t a n c i a
todo se cambia, todo mueve
lunes, 16 de septiembre de 2013
lunes, 29 de julio de 2013
Energía que se transforma
Algo que se va. Algo que se nos escapa.
Deja una huella...
Pero lo que no siempre notamos es que también deja inquietudes, miedo, promesas y planes sin realizar, recuerdos a flor de piel que nos van quemando, palabras en la boca que queremos vomitar y no sabemos para donde...
Y no es que vaya a cambiar lo que pasó, sino que colisionan tantas ideas en nuestra cabeza que nos da un vuelco todo, el cuerpo, el alma, las necesidades...
Queremos que no se nos escape más nada.
Deja una huella...
Pero lo que no siempre notamos es que también deja inquietudes, miedo, promesas y planes sin realizar, recuerdos a flor de piel que nos van quemando, palabras en la boca que queremos vomitar y no sabemos para donde...
Y no es que vaya a cambiar lo que pasó, sino que colisionan tantas ideas en nuestra cabeza que nos da un vuelco todo, el cuerpo, el alma, las necesidades...
Queremos que no se nos escape más nada.
miércoles, 3 de julio de 2013
Nosotros, los otros
Las personas son. Las personas somos. De manera inevitable, irremediable. Nos hicieron así, y así nos vamos a quedar.Y todos van a defender lo mismo: soy lo que soy, quereme así o pegá media vuelta.
Como en las eternas discusiones de quien tiene razón y quien no. Nadie, nadie, nadie está dispuesto a sacrificar el pedacito de orgullo que está en juego en ese momento. Nadie, nadie, nadie se pregunta: quiero tener razón o ser feliz?
Porque muchos parlotean de lo mucho que dan, de la generosidad de su oído, su tiempo y sus actos.
Yo pienso que a veces se trata de dar lo que nos cuesta más dar, cuando el motivo es lo suficientemente noble como para darlo, cuando se trata de amor, quizás.
Y el problema es este: acá estamos nosotros, los otros, que pensamos al revés. La minoría pisoteada, la que vive dentro de un vórtice de incoherencias. Porque nadie, nadie, nadie entiende el placer de dar lo que más nos cuesta. Las manitas quedan vacías, pero vamos como en globo aerostático dando vueltas por el mundo.
El peor error es la expectativa. Lo que duele a veces, es la expectativa. El intento frustrado, cuando esperamos que haya al menos una persona que quiera mirar el mundo como nosotros, los otros, y se de cuenta que un abrazo tiene más poder que cualquier palabra en el momento justo.
Acá nos quedamos, nosotros, los otros, donde faltan abrazos. Donde sobra razón.
Como en las eternas discusiones de quien tiene razón y quien no. Nadie, nadie, nadie está dispuesto a sacrificar el pedacito de orgullo que está en juego en ese momento. Nadie, nadie, nadie se pregunta: quiero tener razón o ser feliz?
Porque muchos parlotean de lo mucho que dan, de la generosidad de su oído, su tiempo y sus actos.
Yo pienso que a veces se trata de dar lo que nos cuesta más dar, cuando el motivo es lo suficientemente noble como para darlo, cuando se trata de amor, quizás.
Y el problema es este: acá estamos nosotros, los otros, que pensamos al revés. La minoría pisoteada, la que vive dentro de un vórtice de incoherencias. Porque nadie, nadie, nadie entiende el placer de dar lo que más nos cuesta. Las manitas quedan vacías, pero vamos como en globo aerostático dando vueltas por el mundo.
El peor error es la expectativa. Lo que duele a veces, es la expectativa. El intento frustrado, cuando esperamos que haya al menos una persona que quiera mirar el mundo como nosotros, los otros, y se de cuenta que un abrazo tiene más poder que cualquier palabra en el momento justo.
Acá nos quedamos, nosotros, los otros, donde faltan abrazos. Donde sobra razón.
martes, 26 de marzo de 2013
Una alfombra rota no se va así nomás
Solía pensar que cuando las cosas se rompen, se desechan. Estaba convencida de que si rompía aquellas cosas que me disgustaban, que no me parecía que debieran estar en mi vida, éstas serían desechadas y reemplazadas por unas nuevas, unas mejores.
Objetos. Juguetes, decoración.
Personas. Recuerdos. Amores.
Hace poco, limpiando, me di cuenta que las cosas pueden repararse una vez dañadas. Posiblemente no vuelvan a ser como antes, pero van a seguir estando. Cambiará todo, pero permanecerá todo.
La uníca forma de deshacerse de algo es decidirse a deshacerse de ello y desecharlo. Es decir, desecharlo uno mismo, removerlo de nuestras vidas.
Objetos. Recuerdos.
Personas.
Así fue como en mi habitación encontré fragmentos de mucho, pedacitos de un pasado que no me animé a tirar, que simplemente lo rompí y lo escondí en uno que otro lugar donde me duela silenciosamente. Creí estar solucionando mis asuntos, cuando en realidad, los guardé para después, para cuando venga una ola de valentía.
Esa ola llegó. Esa ola es hoy. Bolsas y bolsas se han ido, y no dudé en tirar pedacitos y tirar objetos enteros. Limpié mi habitación, el pasado y parte de mi alma.
Ahora hay más espacio, ahora hay más tiempo.
Bienvenidos, objetos nuevos.
Bienvenidos, recuerdos nuevos.
Bienvenidas sean las personas que quieran entrar a mi mundo de colores.
jueves, 24 de enero de 2013
Eucalipto
Un viento que mima, que mece y acompaña. El que haga ondear mi pelo, el que me alivie.
Un resplandor leve, atravesando los árboles; luz que queme el dolor, que me haga sonreír.
Un horizonte verde, cemento y verde, y los cientos de colores que vistan mi ruta.
Algo simple: que la vida es movimiento y porque me muevo se que estoy viva, y porque me muevo, transformo mi energía. Significa que lo que ayer gasté en llorar, hoy se vuelve alegría, energía positiva.
Calor, pura química, cinética y a andar... Y cómo quisiera no parar!
Ir en bajada o hacia arriba, ir hacia adelante sin mirar atrás, ir donde sea para cambiar los aires.
Y en todo el camino, tu olor.
Un resplandor leve, atravesando los árboles; luz que queme el dolor, que me haga sonreír.
Un horizonte verde, cemento y verde, y los cientos de colores que vistan mi ruta.
Algo simple: que la vida es movimiento y porque me muevo se que estoy viva, y porque me muevo, transformo mi energía. Significa que lo que ayer gasté en llorar, hoy se vuelve alegría, energía positiva.
Calor, pura química, cinética y a andar... Y cómo quisiera no parar!
Ir en bajada o hacia arriba, ir hacia adelante sin mirar atrás, ir donde sea para cambiar los aires.
Y en todo el camino, tu olor.
un pasaje a
bicicletas,
Movimiento Smile
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